Por Fausto Triana
Madrid, 7 dic (Prensa Latina) Aquellas pequeñas cosas, que las mató el tiempo y la ausencia, diría hoy Joan Manuel Serrat con esa voz que ha volado más de cinco décadas al lado de su querido Mediterráneo.
El sólo anuncio de que se despedirá de los escenarios en 2022 impactó al mundo del pentagrama. Y sin esperar más, el Gobierno de España acaba de concederle este martes la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, por su «brillante carrera y contribución a las artes».
Si adiós será extenso, como amerita su obra y su trayectoria. Empezará de gira el 27 de abril de 2022 en el Beacon Theatre de Nueva York y el sello final no podrá ser más emotivo, en su Barcelona natal un día antes de Navidad, el 23 de diciembre en el Palau Sant Jordi.
Aunque resta mucho tiempo para los recuentos, España y los amantes de la música en Iberoamérica ya se adelantaron y cada joya de su cancionero vuelve a la moda, si es que alguna vez dejó de estarlo.
La indiferencia no es posible con Serrat, con más de 500 canciones y 40 discos, y una influencia y exploración notables de varios de los poetas más conocidos en Hispanoamérica, como Miguel Hernández, Antonio Machado, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Federico García Lorca (..), o sus versiones de clásicos de los chilenos Violeta Parra y Víctor Jara.
Empero, fue todavía mucho más allá y construyó un signo distintivo en sus conciertos, con esa prosa poética que emocionó a miles de espectadores y hasta logró arrancarles lágrimas. Desde que lanzó Mediterráneo, con la melodía homónima, y sus otras 10 maravillas, pareció imposible despegarse de este singular creador catalán.
Estaba, por supuesto, Aquellas pequeñas cosas, una canción de amor o las nostalgias de la vida; Pueblo blanco, un retrato premonitorio de las inequidades sociales; La mujer que yo quiero, Tío Alberto, Lucía (…).
Grammy Latino como «Persona del año 2014», quizás la guinda de la torta por su repercusión mediática a un cantautor con más de una veintena de premios y reconocimientos internacionales.
Hace cuatro años en Santiago de Chile, Joan Manuel Serrat me respondió a una pregunta con esa sabiduría y manejo del verbo que lo identifican.
«Estoy en el único momento, en el que tengo (…), no tengo otro (…), hace rato es pasado y de aquí a un rato será futuro (..)».